Cada día, cada hora, cada minuto,
cada segundo, cada mili segundo de nuestra vida cuenta como si fuese el último.
Hemos de aprovechar el tiempo al máximo. Hemos de aplicarnos el principio
romano del “Carpe Diem”, es decir, vivir nuestra vida hasta el final. Hemos de
exprimir la vida para sacarle todo el jugo posible, porque si no lo hacemos, la
estaremos malviviendo y malversando.
No solo hay que pasar nuestro
tiempo en las cosas buenas que tiene nuestra vida que nos hacen disfrutar
siempre, sino que también hay que tener tiempo para las cosas malas que tiene
la vida en sí, ya sean peleas, discusiones, problemas o multitud de otras cosas
que solo una buena dosis de tiempo y de paciencia puede hacer cicatrizar y
curar perfectamente.
Tenemos poco tiempo para vivir la
vida, la verdad. A cada segundo que pasa, nuestro camino se va agotando y
haciendo más angosto a pasos cada vez más y más agigantados como los de
Gulliver. Nada puede impedir que el
tiempo se trague nuestra vida, la haga pedazos y la destroce y deje paso a las
generaciones futuras que la vivirán lo mejor que puedan.
Hay veces que podemos echarlo en
falta, otras veces nos quejamos de que pasa demasiado rápido, otras veces nos
quejamos de que tiene demasiada importancia en nuestras vidas. Pero solo hay
una cosa clara, el tiempo nunca se marcha y nunca se detiene ni se detendrá, y
que mientras estás leyendo estas palabras, el tiempo ha seguido inexorablemente
su camino.
Twitter: @MrCharlioRoger
No hay comentarios:
Publicar un comentario