La libertad de expresión es uno de los adalides de los que más presumen todas las democracias que puedan ser llamadas como tal. Es el derecho fundamental de cualquier persona a decir lo que piensa y dar razones para argumentarlo. Pero hay gente que no sabe usarla bien, que solo intenta imponer su opinión sobre todas las demás opiniones de la gente y los medios de comunicación.
Solemos opinar sobre todos los temas candentes de la actualidad, ya sean políticos (elecciones, congresos de partidos...), económicos (crisis de los bancos, la prima de riesgo...), culturales (festivales musicales, teatro, cine...), deportivos (Juegos Olímpicos, fútbol...) y otros miles de temas. Todos los avances que han habido (Internet, redes sociales...), nos han ayudado a poder comentar todo lo que nos rodea y las noticias que nos incumben.
Pero solemos emitir nuestra opinión crítica solo leyendo el titular o juzgando el libro por su portada. Es como si hablásemos de que cada tema es un rectángulo, y siempre chocamos de frente con ese rectángulo, para mucha gente le interesa más dar una opinión rápida e infundada que una opinión con argumentos validos para poder rebatir las opiniones.
Para poder emitir juicios totalmente veraces, críticos e imparciales, deberíamos apartarnos del rectángulo, dar unos pasos hacia atrás para poder observarlo mejor. A partir de esos simples dos o tres pasos, la mente fluye con mucha más rapidez. Apartarnos un poco de los temas que nos incumben, nos ayuda a evaluarlos mejor, a examinar sus pros y sus contras y emitir el juicio crítico.
Por último, solo hay que observar los medios de comunicación para demostrar que esto, en los medios, no se produce normalmente. Los contertulios suelen criticar las medidas de un partido político dependiendo de la ideología política que tienen, no de si es correcto o no es correcto. Esto me crispa mucho, porque nos toman por bobos cuando somos mucho más inteligentes que ellos.
Twitter: @MrCharlioRoger
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