Carpe diem

La vida del ser humano es muy complicada. Problemas, problemas y más problemas nos martirizan las 24 horas del día. Deberes y quehaceres que ocupan la mayoría del tiempo, por otra parte, reducido del que disponemos. Absurdas trifulcas, peleas de bar de carretera y acciones estúpidas que ponen de manifiesto nuestro poco entendimiento del carpe diem.

Queremos tenerlo todo tan bien planificado que se nos ha olvidado por completo lo que es vivir la vida, lo que es exprimirla a cada segundo. Hemos caído en las garras de la cotidianidad, aquella que nos hace tener una vida sedentaria y monótona en vez de una vida llena de locuras, grandes recuerdos con personas que nunca olvidarás y nueva gente.

Se nos ha olvidado como vivir. El progreso nos ha hecho ser más sedentarios. Nos pasamos horas enfrente de una caja tonta con imágenes en movimiento cada vez más penosas en vez de irnos a la calle y pasar el tiempo con la gente a la que queremos. Nos hemos sumido en las garras de lo normal y hemos dejado de lado los que nos ayudaba a vivir bien, los pequeños detalles.

Esos pequeños detalles que nos daban ganas de comernos el mundo han desparecido. Nos hemos convertido en animales de costumbres. Animales sedentarios que solo se regocijan en la cotidianidad y tienen miedo a experimentar cosas nuevas. Animales sedentarios mansos y dóciles que tienen miedo a no saber lo que puede ocurrir si ocurren cosas nuevas.

Yo digo NO al sedentarismo. Yo digo NO a ser animales de costumbre. Hay que cambiar nuestra forma de ver el mundo, y sobretodo, nuestra forma de ver las cosas. Ya que si cambiamos nuestra forma de ver las cosas y de enfrentarnos a ellas, el mundo y nuestro alrededor cambiará exponencialmente.

Twitter: @MrCharlioRoger