La vida es una sucesión de acontecimientos muy dura, todos lo sabemos. Cada día, la vida te va dando golpes y más golpes, como si de un boxeador se tratase. Cada golpe es más duro que el anterior, cada golpe te va creando una herida más grande y te deja más moratones en tu cuerpo. Cada golpe te tira a la lona y te deja en un estado de KO psicológico. Los golpes se van haciendo más constantes, pero lo que debemos hacer es seguir adelante.
Nuestra travesía no se mide por la cantidad de golpes que hemos recibido y la cantidad de moratones y heridas que tenemos. Se mide por las veces que nos levantamos y devolvemos el golpe. Se mide por las veces que nuestras ganas de seguir adelante y de no rendirnos jamás nos ayudan a seguir adelante y a cargar con nuestras heridas. Se mide por la capacidad de supervivencia que tenemos ante los golpes.
Nuestra mente es la que nos da la oportunidad de elegir nuestro camino. Nos da la elección de seguir tirados en la lona lamentándonos de nuestra miseria y de nuestra desgracia o nos da la fuerza suficiente para continuar adelante con todas las magulladuras. Nuestra mentalidad de campeón nos tiene que dar la fuerza suficiente para seguir adelante.
Mucha gente ha sufrido graves percances a lo largo de la carrera y han demostrado su entereza y sus ganas de seguir adelante. El ejemplo más claro es Rafa Nadal, que nunca se rinde. Siempre está luchando por cada bola como si fuera la última, por cada punto como si fuera el último, y después de la lesión tan larga que tuvo, ha sido capaz de volver a lo grande y soportar el dolor.
Muchos toman la decisión de abandonar cuando la vida les da un golpe y les deja embobados. Yo me niego a abandonar. Me niego a caer y quedarme en la lona. Me levantaré y responderé el golpe con otro golpe aún más fuerte. Me levantaré y seguiré luchando por mi sueño. Me levantaré y seguiré sufriendo, aguantando los golpes, y avanzando mirando hacia delante. Yo tengo mentalidad de campeón.
Twitter: @MrCharlioRoger